Sentimientos musicales...

30/8/11

MALAS PALABRAS (Carta nostálgica a Librada Zapata, quien se llevó en noviembre su carterita de colores) Ingrid chicote.


I

Aligero el paso para no tropezarme con la bestialidad de la tarde.  La imagino quieta con su cuchillo guardado debajo de la camisa.  Es entonces cuando surgen las palabras exiliadas de los diccionarios. Las que se encuentran en la esquina de las calles, de los barrios, expuestas al sol y al sereno como cualquier remedio para el asma o los riñones.




II

Proliferan como los retoños de cayena en el inicio del invierno y como cada vez hay menos inviernos se inventan nuevos rituales en tierras secas en los cuales los caballos son torpedos de angustia en grandes chaparrales que cubren de verano la cerca de los pozos de agua llenos de garceros.  Es entonces cuando se dice pa dentro cualquier grosería para no decir cosas sobre dios y la hermosura



III

En las grandes ciudades no tropiezan los ojos,  Una tiene que tener cuidado por si acaso la tumban o la agreden en cualquier parada.  Los miedos escapan por las ventanas de los autobuses mientras una va pensando en el poema perfecto que se olvida cuando al llegar a la casa recuerda la deuda por pagar, las tareas por hacer, los productos por comprar y la nueva lista de implementos que necesita uno de los hijos para la tarea del siguiente día.  Entonces una se queja pasito: qué vaina!




IV

Al levantarse e ir a la oficina encuentra los discursantes que jamás hacen nada para nada sino repetir hasta el cansancio lo que otros deben hacer.  Se aprenden las tareas que se resumen en ciertas funciones estadísticas que jamás harán un papagayo o un arcoíris de colores ralos o un poema en la pared.  Ojalá se aprendieran los poemas y los convirtieran en grafitis sin importar la ortografía: una también se expresa con ciertas palabras para el asombro.  Quizás la que usted esta pensando.



V

Luego, al salir a tomarse el café de la mañana encuentra a la misma anciana caminando para comprar las legumbres con la que le hará el almuerzo a los hijos.  Con la misma sonrisa y las mismas quejas sobre el dinero.   Hurga en su cartera algún sencillo y dice lo mismo siempre.  La pedrería barata guarda toda su alma llena de esperanza y olores de hogar.  Es entonces cuando la ternura también se expresa en esas malas palabras con las que una defiende lo pendeja que se pone cuando el corazón se le acelera.

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